LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO

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LA TENTACIÓN.

REFLEXIONES SOBRE UN CAPITEL DEL “MAESTRO DE JACA”

(ACTO II - IGUÁCEL)


Ya he comentado que de momento no se cuál es el antecedente para el capitel mostrado en la pagina anterior pero si se cuál o cuáles fueron sus consecuentes. Antes de seguir, he de hacer un apunte para el capitel de Jaca: En su cara frontal podemos advertir la depurada técnica de un maestro. Proporciones adecuadas de la figura humana, composición transparencias, etc. mientras que estos rasgos de genialidad se difuminan en las caras laterales de la pieza. Creo que ello puede ser debido a que, respetando la idea sugerida por el conjunto del capitel, la labra de sus caras laterales pudieron ser delegadas a un cantero menos hábil que el maestro.

Hago este apunte porque en el capitel del interior de la ermita de Nuestra Señora de Iguacel en la Garcipollera al que me voy a referir, podemos encontrar una clara secuela de aquél. Hay que señalar que al igual que en Jaca, no hay astrágalo en la base del capitel aunque tampoco en el fuste que carece de collarino. Es un signo de arcaicismo clásico tomado del modelo de Jaca. El resto de los capiteles de la iglesia de Iguacel si que poseen astrágalo en la base de su cesta. Además este capitel es de menos altura que el resto que se advierten a simple vista de mayor módulo.

Creo que el capitel de Iguacel pudo ser labrado por un escultor secundario de Jaca empleando las mismas premisas clásicas de ejecutar la cesta del capitel. La forma de plantear las ondulaciones del agua en la base de la cesta es superponible en ambos casos, incluso dejando parte de la cesta alisada vista por debajo de las mismas. La idea global del mensaje clásico del capitel de Jaca se ha desvirtuado. No vemos demonios agitando las aguas para que de ellas emerjan diablillos músicos o ninfa tentadora; pero si que vemos figuras tras las aguas, una de ellas femenina por señalarse pequeños pechos (segunda por la izquierda). También hay personajes en los laterales agitando el agua para formar esas ondas típicas. Sobre las cabezas de los personajes centrales hay también ondulaciones de agua.

El personaje que agita el agua desde el lado de nuestra derecha, es muy evidente, como puede verse en la imagen activa superior, y aunque carece de atributos demoníacos es una clara continuación de lo visto en Jaca. Su clámide aparece como continuación de las ondas generadas

El lateral de nuestra derecha del capitel está más deteriorado y su acceso fotográfico entraña mayor dificultad. A pesar de todo, la imagen evidencia la continuidad y coherencia del modelo con personajes sujetando/agitando las ondas del agua.

En definitiva, creo que nos hallamos ante una pieza realizada por un artista secundario que ha trabajado con el Maestro de Jaca y que en Iguacel ha sabido mantener algunos de los elementos formales del capitel original, aunque desvirtuando el mensaje transmitido a través de la cultura clásica. Los personajes en el agua ya no son demonios, héroes ni diablillos músicos. Son seres desnudos situados tras las ondas del agua a las que todavía agitan.

Un paso más en este segundo acto lo viene a señalar otro capitel situado al exterior en el vano meridional del cilindro absidal. De nuevo personajes y agua aunque aquí ya el escultor se desliga por completo del modelo original. Para empezar el capitel remata en su zona inferior con astrágalo. Las caras de los personajes son de labra mucho mas tosca con rasgos poco marcados y sin acabado fino. El mensaje del modelo clásico se va desvirtuando a medida de que nuevos escultores tratan de repetirlo a su manera. Ahora ya solo vemos cinco personas desnudas cuyos troncos y brazos asoman por encima de un elemento ondulante al que nadie agita.

Será este modelo desvirtuado el que veremos en el tercer acto de la tentación en lugares como Loarre o Santiago de Compostela.


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