-CASTEJÓN DE BECHA-(Cont.)- |
Al interior, lo primero que llama la atención es lo cuidado del templo. Se nota que está en uso aun cuando no es parroquial de ningún poblado. Alfombra, bancos, un altar de ladrillo caravista, cuadros...
Después, de inmediato, la evidente divergencia del muro sur, afortunadamente contenida por los tres contrafuertes exteriores. Consecuencia de ello es la curiosa forma del arco fajón que delimita los dos tramos de la nave y la evidente falta de verticalidad del muro sur. (Imágenes 3 y 7)
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En la cabecera del templo abren dos ventanales derramados al interior, que permiten apreciar el notable espesor de sus muros. Uno centrado y el segundo en el lado sur del ábside. (Imágenes 1 y 5)
A ras del arco de medio punto que los remata, una imposta biselada que recorre todo el templo. El cascarón absidal así como la bóveda de la nave, son apuntados, como corresponde a su momento tardío de construcción. (Imágenes 4 y 8).
La nave se divide en dos tramos por medio de un fajón apuntado, que apea a través de capiteles lisos (Imagen 10) y columnas adosadas al muro.
Dichas columnas tienen un hecho diferencial con las que hasta ahora yo había visto: aproximadamente en la unión de tercio superior con dos tercios inferiores, poseen un marcado engrosamiento a modo de adorno suplementario, carente de cualquier funcionalidad. (Imagen 2)
Un tercer ventanal derramado al interior se abre en la parte alta del muro oeste (Imagen 9)
El templo está decorado con una capa de pintura gris uniforme, sobre la que se han pintado líneas que imitan las juntas de los sillares.
Me recuerda de forma intensa a la existente en la iglesia de San Juan Bautista de Igriés y pienso en que asimismo exista la posibilidad de que bajo la capa de encalado puedan, como en aquella, esperarnos la sorpresa de un ciclo pictórico.
No sería difícil de esclarecer, y podría ser un valor añadido a los preparativos que he oído se están haciendo para que en el templo se celebre la boda de la hija del dueño de la finca.