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Al interior, como ya he indicado, destaca el hecho de que se varió la orientación litúrgica en el siglo XVII cuando los Dominicos se hicieron cargo del templo. En la actualidad el altar está situado en lo que fuera atrio del templo, bajo la torre-campanario del mismo. Así pues, los fieles hoy rezan "mirando a Pamplona" (o si se quiere ver más allá, mirando a Santiago de Compostela como final del camino recién emprendido aquí en Jaca). Lo que resta del atrio nos da una idea clara de la monumentalidad y sobriedad que debió de tener el templo original.

En la imagen 1 vemos el elevado vano de acceso al templo con su medio punto doblado, característica que comparten los dos vanos laterales que abrieron en este monumental atrio. Las impostas de vanos así como las de arranque de la bóveda de medio cañón que lo cubrió -desaparecida- son sencillas. Ya he mencionado con anterioridad que este templo fue dependencia del poderoso monasterio de San Pedro de Siresa, con el que comparte sobriedad decorativa y elementos del más arcaico románico pleno.

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La imagen 3 muestra una vista del templo desde el altar actual hacia lo que fuese cabecera original. En ella aún se advierten las embocaduras de los presbiterios de sus cabeceras laterales. Otro elemento a considerar son sus vanos aspillerados, derramados al interior que nos hablan tanto de su antigüedad como de su probable función semi-defensiva.

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En el tramo anterior del lado norte (con respecto a la cabecera actual) hallamos una bella pila bautismal labrada en mármol. Su perfil es polilobulado con cuatro lobulaciones entre las que se intercalan salientes angulados cuya arista se acanaló. La copa se vació siguiendo el perfil exterior descrito y proporcionando una bonita figura geométrica. La hechura es semejante a la vista en las pilas de Sos del Rey Católico, la cercana al mismo de Barués o la de Navardún. Esta pila bautismal se alzaba hasta el año 2000 sobre el magnífico capitel procedente del claustro de la catedral, que hoy podemos ver al otro extremo de esta nave (Imagen 10). La imagen que da testimonio de su antigua función procede de la Asociación Sancho Ramírez de Jaca.

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Ver pagina monográfica del capitel en la iglesia de Santiago de Jaca

En torno al año 1094 llegó a Aragón buscando refugio don Diego Peláez Obispo de Santiago de Compostela, desterrado de su diócesis por Alfonso VI de Castilla. Fue bien acogido por el rey aragonés Sancho Ramírez. El prelado iba acompañado por el famoso Maestro Esteban, artífice de la imaginería de la catedral de Santiago. A su mano se atribuye el magnífico capitel que procedente del desaparecido claustro de la catedral se conserva en la iglesia de Santo Domingo. Su ubicación, a la altura de nuestra vista, es perfecta para su contemplación. Mejor que describirlo, invito a contemplarlo.