Siguiendo
la antigua carretera de Monrepós, una vez rebasado el "Mesón
Nuevo", poco antes de llegar al túnel de la Manzaneda (donde hoy acaba
la carretera) sale a nuestra derecha una pista recientemente asfaltada hasta
Bara. Continúa hacia el pantano de Belsué y hacia los lugares
de Santa María, Lúsera, la Pardina de Orlato, el "esbarre
Ibirque" y posteriormente baja al valle de Nocito. Merece la pena hacer
este recorrido y salir después por la Guarguera visitando antes San
Úrbez y el dolmen de Belsué. (Para algunos de estos lugares
hace falta 4x4, como para llegar al dolmen de Belsué o a Ibirque).
Poco
antes de llegar a Belsué vemos abajo a nuestra derecha un casetón
cuadrado entre la vegetación. Es la Ermita de la Virgen de los Linares.
Hay que llegar hasta la base del tozal en que se halla el caserío del
pueblo y caminar hacia el oeste unos diez minutos para alcanzarla. (21 de mayo de 2004).
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José
María Aquilué es uno de los dos vecinos del pueblo con quien
me encuentro indefectiblemente cada vez que ando por esa zona. Ya hemos trabado
relación y si lo veo no paso de largo sin "hacer una charradeta" con él. Nos alegramos del reencuentro, hablamos del tiempo, de los
campos... No intentamos arreglar el mundo y seguimos nuestro camino sabiendo que cerca hay un amigo en caso de
necesidad. Cada
vez que coincidimos me invita a tomar un bocado juntos; pero como me gusta
aprovechar la luz de las primeras horas del día para fotografiar, lo vamos dejando para
más adelante. Lo entiende y en absoluto se ofende.
Por
él se que la ermita de la Virgen de los Linares "era muy vieja;
pero la quemaron en la guerra". Hoy es una especie de borda de planta
rectangular, orientada y situada en lo alto de un pequeño tozalito.
Su portada dovelada de medio punto abre a los pies del muro sur. La edificación
es de mampostería sin elementos especialmente significativos a excepción
del perfil del templo primitivo que se distingue con claridad en la cabecera
del actual (Imágenes 1 y 2). Se reconoce su tejado a dos aguas, y los perfiles de sus muros
norte y sur que han quedado incluidos en la nueva edificación.
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Al
interior cubre con techumbre de madera a dos aguas y sirve de almacén
de algunos aperos agrícolas. En el ángulo sureste puede reconocerse
el perfil de medio punto de lo que debió de ser embocadura del ábside
primitivo así como una pequeña parte del muro sur original
al que se adosó por fuera el de mampostería (Imagen 5). Poco más se puede especular del templo que fue... Y aun
lo dicho es demasiado. Poco se usa y menos se visita. Prueba de ello es que en la
hornacina norte al interior del templo, anidan pequeños pajarillos que se hallan en esta época de
primavera incubando su futura nidada (Imagen
6).
Lo que si es una delicia, y lo recomiendo encarecidamente,
es disfrutar del entorno de este poco conocido valle. El soto junto al embalse del río Flumen es un lugar
magnífico para hacer un sosegado alto en el camino antes de recorrerlo y llegar a Nocito, Bara, o por desvío
hacia el norte visitar el dolmen de Ibirque en lugar con increíbles vistas a dos valles con el Pirineo al fondo...
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