LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO

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HISTORIAS DE LEONES, SERPIENTES Y OTROS BICHOS JAQUESES


 

Estoy convencido de que nada es casual en el arte románico y que todo lo que se nos muestra posee un significado y un simbolismo, que en ocasiones logramos comprender y otras no.

Hay en la catedral de Jaca dos elementos escultóricos muy próximos entre si con varios elementos coincidentes de gran carga simbólica. Apenas un par de metros los separan aunque uno se encuentra al exterior y el otro al interior.
En ambos aparecen leones, lo cual es muy frecuente en la escultura derivada del mundo clásico, pero en esos elementos hay una coincidencia que evidencia la contraposición entre “león bueno y león malo”. En el exterior el león, sereno, protege al justo mientras que su alter ego se muestra fiero con el mal. En el elemento interior, uno de los leones se muestra manso, en actitud de lamer a la persona situada a su lado, mientras que el otro muestra los dientes en gesto feroz y es sujetado con correa por una persona desnuda. Esos leones del interior están contrapuestos por los cuartos traseros y sus colas entrelazadas, acaso en señal de que son dos dos aspectos de la misma criatura.

Creo que el león es un símbolo cristológico y que en ambas piezas se nos muestra bajo su doble faceta de protector del justo y de enemigo del mal, simbolizadas mediante su expresión de serenidad o de fiereza mostrando los dientes y siendo conducido por medio de una correa. Las cabezas de leones aisladas en la escultura interior son influencia directa de ese mismo motivo utilizado en los sarcófagos clásicos y aunque no muestran diferencias en cuanto a su fiereza, uno permite que el personaje próximo ponga su mano sobre él mientras que el otro personaje no lo toca y muestra el puño cerrado, crispado, replicando esa dualidad de fiereza-mansedumbre.

El otro tema que se repite en ambas esculturas es el de una persona interactuando con la serpiente. Al exterior está postrada bajo un león y toma por la cola a una serpiente mientras que al interior aparece en pie, nimbado, entre dos personajes y llevando a la serpiente tomada por la mitad de su cuerpo.
En los laterales de la escultura interior se nos muestra a dos personas. una desnuda, llevando sujeto con una correa al león fiero y otra, vestido al modo clásico y con la cabeza cubierta con un manto, posando la mano sobre el león sereno.

Evidentemente, el elemento externo corresponde al tímpano de la catedral de Jaca y el interno es el capitel adosado al muro occidental ubicado entre las naves central y sur.
El mensaje fundamental transmitido a través del león como símbolo cristológico es el de Cristo protector del justo y vencedor sobre las fuerzas del mal. Así se explicita en las epigrafías sobre los leones del tímpano: “El león sabe perdonar al caído, y Cristo a quien le implora” y “El poderoso león aplasta al imperio de la muerte”.

La simbología del hombre interactuando con la serpiente puede resultar más críptica, quizá por la ambivalencia de la serpiente como símbolo. Mi opinión es que en el tímpano estamos ante la representación de Moisés en el episodio de la zarza ardiente en el momento en que su cayado, transformado milagrosamente en serpiente por mandato divino, vuelve a ser cayado al tomarla por la cola (Éxodo, 4:2-4). Esa idea aparece reforzada por la proximidad del capitel en el que David Simón identificó a los hermanos Moisés y Aarón. Moisés encarna a la figura del justo protegido por Cristo, y también a la figura del penitente que caminó cuarenta años por el desierto conduciendo al pueblo elegido.
En el capitel situado al interior, el personaje aparece nimbado y llevando a una ondulante serpiente en su mano derecha. Puede tratarse de la representación de la misma persona vista al exterior continuando la narración, dado el paralelismo entre ambas esculturas, sin descartar que haga referencia a la figura bíblica de los discípulos de Cristo cuando se aparece a los once antes de ser levantado a los cielos (“…Tomarán en las manos las serpientes, y si bebieren ponzoña, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y estos se encontrarán bien.” Marcos 16:18).

Volved a mirar estas dos imágenes. Miradlas viendo sus detalles y lo que nos quisieron transmitir a través de los mismos. Los símbolos están ahí mismo, delante nuestro. Bellas esculturas con un mensaje lanzado a través del tiempo que no siempre logramos decodificar... ¿o si?

 


Huesca; 15 de febrero de 2020

Antonio García Omedes,

de la Real Academia de San Luis


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