LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO

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BETORZ. UN CRISMÓN DEL TALLER DE ALQUEZAR


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Hace días que me engancha el tema de los crismones trinitarios, quizá por la intensa relación que guardan con el inicio del reino de Aragón o quizá por la profunda simbología que encierran. Desde hace casi un milenio persisten en la función de transmitir su mensaje. Símbolo arcaico del cristianismo reconvertido en lábaro por Sancho Ramírez como seña identitaria de adhesión a Roma y de reconquista del territorio con matices de cruzada.

Trabajaba sobre los crismones del Sobrarbe y me he dado cuenta de que las imágenes de algunos son antiguas y mejorables. Hay uno en especial que hace tiempo me baila por la mente. Es el crismón de Betorz. Lo fotografié en 2003 y a pesar de estar encalado y por tanto poco visibles sus detalles, siempre me ha evocado la labra de las caritas existentes en el no lejano claustro de Alquezar y así lo hago constar en la pagina correspondiente.

Pues bien, diez años después (31-7-2013) con mejor cámara de fotos, mayor bagaje de imágenes en mi mente y aprovechando el periodo de paréntesis vacacional, me he acercado de nuevo a Betorz. No es de los sitios "fáciles". Carretera estrecha, un millón de curvas serpenteando entre cañones y turistas deseosos de recorrerlos embutidos en neopreno. La contrapartida. Cuando llegas a Betorz, vuelves a sentir la soledad, el calor y el canto de las cigarras. El mundo parece de nuevo quedar lejos.

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Cuando he examinado el crismón mientras desplegaba trípode y objetivos, me he dado cuenta de que se veía mucho mejor de lo que esperaba. Le han eliminado la capa de yeso que lo recubría y luce magnífico a pesar de su altura y pequeño tamaño.

Mientras hacía fotos, he escuchado gente frente a la iglesia y he salido a preguntar si sabían dónde encontrar la llave del templo. Debe de ser mi día de suerte, porque ellos la tienen. Es un matrimonio que vive en Barbastro y tiene casa aquí. El fue quien limpió el crismón hace tres o cuatro años y trató la madera de la puerta con productos especiales; tratamiento del que se siente muy satisfecho. Me dicen que de ordinario tan solo una persona vive en el pueblo. Pegamos la hebra. Me invitan a tomar un café en una terraza con vistas a la sierra de Sevil. Todo un lujo.

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El crismón es una pieza de tipo oscense, de siete brazos, conformando el séptimo una alargada tilde bajo el botón central. El aro marco y los seis brazos del crismón "Ji-Rho" tienen perfil de bocel mientras que el séptimo posee marcadas aristas en sus perfiles. Los extremos inferiores del símbolo "X" ("Ji") se funden con el aro marco, mientras que los superiores marcan diferencia con el mismo. De estos últimos extremos penden las letras apocalípticas alfa y omega. La letra alfa esta unida al brazo correspondiente y muestra puente "en pico" (angulado). La letra omega es pinjante y aparece cerrada, aparentando un símbolo de infinito.

El vano del símbolo "P" ("Rho") forma semicírculo y su interior no llegó a ser vaciado por el escultor. El símbolo "S" aparece pisado por el símbolo "Rho" y es robusto, con perfiles angulosos al igual que ocurre con la letra "A".

Posee un botón central convexo y ligeramente sobreelevado. Centrando la mitad de los brazos superiores del símbolo "Ji" hay sendos botones planos que parecen decorar cada uno de los brazos del símbolo "Ji", como si se tratase de un atributo de poder a modo del cetro-flagelo portado por los faraones. Quizá sea tan solo una licencia decorativa del escultor; o quizá una forma de reforzar la simbología trinitaria por medio de estos tres elementos.

El aro marco es portado por cuatro seres, quizá ángeles, situados en un plano posterior al crismón de los que solo se han representado sus cabecitas y sus manos agarrando el círculo en perfecta simetría.

La pieza está realizada en un bloque de caliza blanca con acabado pulido que al detalle muestra elementos granulares y zonas de tinte que sugieren antigua policromía (como al interior del aro marco bajo la letra omega).

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Una vez liberado de la capa de enlucido que no permitía apreciar sus detalles es posible comparar las caritas del crismón (Imagen 5) con otras existente en los capiteles románicos del claustro de Alquezar (Imágenes 6 a 8). Hay que hacer notar el mayor tamaño de las caritas de Alquezar y su mejor acabado; pero hecha esta salvedad, se aprecia que el planteamiento general de los volúmenes de las caras así como el tratamiento de ojos (casi a los lados del cráneo) y de algunas formas de presentar el cabello/tocado aparentando "gallonado" los encontramos en ambos lugares.

Dentro de la simbología y del planteamiento general, también surge con fuerza un paralelismo entre el capitel de Alquezar representando la creación de Adán (Imagen 9) y el crismón de Betorz (Imagen 1). En ambos se muestra un aro marco portado por cuatro seres que lo agarran con sus manos. En Alquezar, las figuras de Dios -con tres cabezas significando de modo simple la idea trinitaria- y de Adán, conforman una cruz; a modo de protocrismón.

A destacar la impericia del escultor (que desde ya planteo como hipótesis que es el mismo) que en Alquezar pierde la continuidad de la figura del cuerpo de Dios tras el de Adán. Lo mismo le ocurre en el crismón de Betorz con el símbolo "S" tras el vástago del símbolo "Ji": no hay continuidad entre el semicírculo a nuestra derecha con el de la izquierda ni con el extremo de la S.

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Como ya he apuntado, por el estilo escultórico, la simbología, los defectos técnicos en ambos lugares, el material sobre el que se esculpe, creo que la obra del claustro de Alquezar y el crismón de Betorz fueron realizados por la misma persona. No creo que fuese un taller dado que su obra, ruda y sencilla, no la vemos repetida en otros lugares del entorno. Parece ser un estilo que empieza y acaba en este entorno de reconquista de Barbastro.

La materia prima, la caliza, usada con profusión en la escultura y en la elaboración de sillares para algunos templos, es posible que proceda según me han referido en Lecina, de una cantera que desde antiguo se usó para la extracción de esta vistosa caliza que adorna edificaciones de los siglos XVII o XVIII, así como posteriores en la zona.

Al exterior de la iglesia de Betorz así como en la de Lecina se advierten abundantes sillares de esta procedencia (Imágenes 4 y 10).

Esta cantera se localizaría en una zona denominada "Balasanz" señalada en amarillo en la Imagen 11, y que dista 3, 1, 5 y 6 kilómetros respectivamente de los lugares de Betorz, Lecina y Alquezar.

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Barbastro se toma definitivamente en 1101 por Pedro I. La iglesia románica de Alquezar, conquistado por Sancho Ramírez en 1065 será consagrada en 1099. Es lógico pensar que los capiteles que adornaron el primer templo de Alquezar y el Crismón de Betorz (que en absoluto desentonaría en el Alquezar original) han de datarse en un momento muy precoz del siglo XII.


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