LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO

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PRESENTACIÓN DE LA GUÍA PRAMES SOBRE

"EL ROMÁNICO EN ZARAGOZA Y TERUEL"

Zaragoza. Institución Fernando el Católico. 26 de septiembre de 2013


 

ANTONIO GARCÍA OMEDES. UN LUJO ARAGONÉS
Por Domingo J. Buesa Conde


Lo primero que acudió a mi mente cuando me invitó el querido amigo Antonio García Omedes a ser uno de los oficiantes en la presentación de su libro, es la conexión del acto con el soporte cronológico que lo enmarcaba. Presentar un libro de Omedes –permítanme que lo cite así- en septiembre, es todo un reto si estamos convencidos de la verosimilitud del viejo refrán que anuncia que “por San Miguel los higos son miel”, es decir que las cosas adquieren carta de excelencia en ese final de septiembre, cuando la vieja sociedad de la que somos herederos cerraba el año y abría el futuro, bien ayudados y protegidos por este cancerbero de la puerta de la luz que es el ilustre arcángel.

Con permiso de ese San Miguel, a cuya imagen el ojo de la cámara de Antonio tantas veces ha conseguido convertir en un minuto eterno colgado en la complejidad del espacio de la nada tecnológica, les tengo que decir que este libro nos sabe a miel, a sabores conseguidos después de muchos años de cocinar caminos y ruinas, de condimentar capiteles y escuchar a las gentes curtidas por el frío invierno. Es un festín degustar los entremeses que nos hablan de cómo fueron aquéllos sueños románicos, de enfrentarnos a los sabores de los espacios de oración en los que el sabor del momento era íntimo y persistente, desde los colores de huerta en las pinturas de Bagüés hasta los aromas del escondido confesonario de Cabañas, hurtado a los cultivadores del azafrán bajo el púlpito de todos los fuegos y fogones.

Este libro les aseguro que es un regalo a los paladares de los hombres y mujeres que siguen creyendo en el hombre, que hacen mil batallas para salvaguardar la dignidad del hombre, que tienen la necesidad de ser humanos a ras de suelo. Es decir, para todos nosotros que seguimos pensando que el mundo románico nos puede enseñar muchas cosas y que se puede convertir en un modelo a seguir, un modelo experimentado por gentes que –hace mil años- también levantaron sus manos extendidas para construir caminos de pensamiento, que eso es la libertad. Leyendo las descripciones del profesor García Omedes, en la paz de su casa o con la brisa de los caminos, comprenderán que el estudio del románico nos puede acercar a la más dura realidad que nos toque vivir, que nos hace comprender lo que hace el espíritu de los que sufren hambre y enfermedad, que nos permite comprender la inmortalidad de esas piedras que levantaron espacios de paz frente a los que –esclavos del poder- no saben abrir los dedos de la generosidad social.

Las torres de Sos que nos invitan a mirar al horizonte, las iglesias de Uncastillo que nos abruman con sus mudos campanarios, el Cristo de Castilliscar coronado en la serenidad, la cripta osario de Calcena anunciando lo relativo de tantas cosas, el castillo de Trasmoz a medio camino del maestro Bécquer y del aquelarre, la modestia de la mimetizada ermita de Bardallur que nos enseña a sentirnos de la tierra, las serpientes mordedoras de la portada de Monreal de Ariza, el canto al poder del agua en Rueda o en Piedra, el saber que sobrevivir es saber mirar desde los muros pintados de Alcañíz, y, que al final de todo, la madera de nuestros bosques nos da el calor desde esos armazones de madera que nos regalan miradas mudéjares en Argente.

Todo un recorrido por el románico que si ustedes se dan cuenta, es un recorrido por las claves que configuran la identidad de nuestras tierras y de nuestras gentes. Románico lleno de miradas, de calores, de miedos, de hambres, de esperanzas, se sueños y de vida, es lo que van a encontrar ustedes en esta hermosa guía del románico que ha escrito el cirujano García Omedes y que ha editado Prames, un grupo de aragoneses empeñados en seguir haciendo Aragón contra viento y marea. Ha sido una gran conjunción que debemos felicitar, con la que debemos sentirnos dichosos teniendo en las manos apenas 167 páginas que suponen mil años de historia y mil kilómetros de caminos y de paisajes.

Y está bien que todo este canto a la cultura y a la naturaleza, al patrimonio cultural, cultual y natural, nos lo presenten en septiembre, el mes que para los antiguos era el tiempo del zafiro y de la maravilla, esa flor que lo dice todo en su nombre: corona de rey la llamaron los poetas, botón de oro los científicos. Un buen botón de oro y una buena corona para una intensa trayectoria que ha llevado a un cirujano a convertirse en un o de los grandes especialistas del arte románico, con un instrumento revolucionario cual es el mundo de la web, del Internet, del impulso invisible que sabe construir palabras y plasmar sensaciones. Sus estudios y sus contemplaciones han consolidado una peculiar forma de acercarse al románico, a un estilo abstracto, tan poco fiel como comprometido con la realidad que representa, tan ligado a la tierra como la madera de sus cimientos sagrados, tan empeñado en que el sol da calor y vida, que Dios construye la luz en la oscuridad. El ojo de Antonio, el cristal de su objetivo y su interés por retratar la vida, nos regala miles de sensaciones y de sentimientos y nos confirma que ha entendido el románico como ninguno pues es el único que ha logrado dar a la luz el protagonismo que necesita, pues en el románico si no hay oscuridad alrededor no hay luz.

Gracias y mi admiración buen amigo, enhorabuena a las gentes de esta editorial de referencia para muchos de nosotros, y felicidades para todos por el regalo que nos hacen con este ágil y sólido trabajo sobre el románico en Zaragoza y Teruel, porque además, ya nadie podrá negar que el románico de Teruel también existe. Estoy seguro que este es solo un punto en el cielo estrellado que cautivó a los monjes benedictinos, pero nadie me convencerá de que entre líneas es también un sendero que se abre paso por la historia recuperando a sus protagonistas, regalando momentos de paz y construyendo instantes de felicidad.

Gracias Antonio García Omedes y quiero que sepas que esta gratitud nace desde lo más hondo de mi, desde esos momentos en los que tus fotografías me hacen levantar el ánimo cuando en la noche el trabajo tapa las estrellas con nubes de cansancio. Ese es el momento de abrir las ventanas de las ermitas románicas que se cuelgan desde el cielo de lo imposible, y con la felicidad recuperando las yemas de los dedos pensar qué haría yo sin estas páginas románicas de mi amigo Antonio García Omedes, sin la visión del hombre del año mil que sabía hacer fotografías. ¿Y luego dicen, que no hay milagros?... Si los milagros también son las Omedesfotografías.

Zaragoza, 26 de septiembre de 2013


 


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