LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO

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ARDISA - CASTILLO DE lA BALLESTA


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El Alto Aragón es una tierra rica en patrimonio medieval vinculado a su progresiva conformación como solar inicial del reino de Aragón. Antes de que los monarcas privativos del reino se implicasen en su reconquista su antecesor Sancho III El Mayor rey de Pamplona inició la aproximación a tierras que hoy componen Jacetania, Sobrarbe, Ribagorza, Cinco Villar o la Hoya de Huesca. En las sierras que otean la llanura así como en puntos estratégicos de comunicación mando edificar una sucesión de fortificaciones entre los años 1015 y 1023 aprovechando la debilidad del califato cordobés tras la muerte de Almanzor. Esas fortificaciones fueron acompañadas de un movimiento repoblador del que hoy restan vestigios de necrópolis talladas en la piedra y restos de templos primitivos con cabecera plana y vanos monolíticos. Las torres de Fantova, Loarre, Abizanda o Boltaña son testigos de ese momento inicial.
La campaña de reconquista y repoblación iniciada por Sancho III fue continuada por sus descendientes Ramiro I o Sancho Ramírez quienes erigieron nuevas fortificaciones y reforzaron las existentes. Los castillos de Boltaña, Ainsa, Arcusa, Pano o Marcuello corresponden a obra de maestros locales de formación lombarda erigidos antes de 1060 bajo el reinado de Ramiro I. Posteriormente alzó en tierra conquistada los de Falcés, Viacamp, Luzás, Torreciudad, Pano, Chiriveta o Alquezar.
Tras la muerte de su padre, Sancho Ramírez continuó con la expansión del reino y a su impulso se debe la edificación entre los años 1070 a 1090 de fortalezas como Sibirana, Marcuello, Biel, Luesia, Ayerbe, Obano, Biota o Luna. Es en esta fase expansiva del monarca Sancho Ramírez en la que se pudo edificar una fortificación a orillas del río Gállego en el lugar en que hoy está el castillo de la Ballesta también nombrado como Bellestar.

Lo habitual en la edificación de fortalezas militares es su asentamiento en zonas escarpadas fáciles de defender y con un amplio dominio visual del territorio. En Aragón encontramos dos castillos que no siguen esa norma. Uno de ellos es el de Obano situado a un par de kilómetros al norte de Luna en plena cuenca del río Arba de Biel cerca de su confluencia con el barranco de Júnez. Es una esbelta torre de unos 16 m de alzado y 9 por 7 de sección con su acceso en altura y doble hilera de mechinales señalando la existencia de un cadalso corrido en su parte alta al modo de lo hecho en la torre de Abizanda. Esta fortificación de Obano fue edificada para control de las comunicaciones entre Huesca y Ejea de los Caballeros.
En su origen y funcionalidad el castillo de la Ballesta en Ardisa guarda una estrecha relación con el descrito de Obano puesto que también se edificó en tierra llana a instancias del mismo rey Sancho Ramírez hacia la década de los 80 del año mil sobre la orilla derecha del río Gállego que constituyó una importante vía de comunicación norte-sur con la intencionalidad de controlar las vías paralelas al mismo así como la vía transversal que por este lugar cruzaba el río y que desde Huesca se dirigía hacia Luna y Ejea de los Caballeros, ambas todavía en poder de los musulmanes.

Según refiere J.L. Aramendía en su obra “ el castillo fue incluido en la baronía de Ayerbe por Jaime I de Aragón para su hijo natural Pedro, perteneció desde el siglo XV a la familia Gurrea. Vendido por Miguel de Gurrea a su familia de Argavieso junto a los de Artasona y Alboreit, pasó a propiedad de Gabriel Sánchez, secretario de Fernando El Católico, cuya hija Aldonza los recibió como dote al casarse con Miguel de Gurrea Cerdán, volviendo a propiedad de la familia Gurrea.
Lo heredó Don Francisco de Gurrea quien casó con doña Leonor de Castro-Pinós que fue quien en el siglo XV lo transformó en el actual castillo-palacio tardogótico. Hoy es propiedad particular y está a la venta junto con las fincas de su entorno. Heraldo de Aragón el 23 de noviembre de 2014 difundió la noticia de que el castillo está en venta.
Según consta en la web de Patrimonio Cultural de Aragón dependiente del Gobierno de Aragón “el Castillo de la Ballesta de Ardisa está incluido dentro de la relación de castillos considerados Bienes de Interés Cultural en virtud de lo dispuesto en la disposición adicional segunda de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio Cultural Aragonés. Este listado fue publicado en el Boletín Oficial de Aragón del día 22 de mayo de 2006”.

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El castillo se sitúa en la orilla derecha del río Gállego a la salida de un amplio meandro que describe el río a cosa de un kilómetro aguas abajo de la presa de Ardisa. Podemos acceder hasta aquí desde Ayerbe siguiendo hacia el sur por la carretera A-125 que pasa por Los Anglis, Biscarrués y Ardisa en un trayecto de catorce kilómetros. Poco antes del kilómetro 77 ya dando vista a nuestra izquierda al castillo surge hacia el este una pista transitable que cruza los campos hasta alcanzar la proximidad de la vega del Gállego y que tras unos novecientos metros nos conduce hasta el exterior de la fortificación.
La estructura de mayor antigüedad es la torre central del conjunto que parece emerger del interior de una edificación tardogótica cuadrangular que al tiempo que nos oculta buena parte de su fábrica primitiva le ha servido de contrafuerte perimetral sin el cual probablemente no hubiese aguantado en pie. A su actual estabilidad contribuyen una serie de elementos metálicos horizontales atirantados por varios tensores metálicos.
El conjunto está rodeado por un muro  de 160 m. edificado en piedra sillar delimitando un área cuadrada de  unos 1.560 metros cuadrados con sus ángulos orientados en dirección norte-sur y este-oeste respectivamente. El tramo orientado a sureste está rematado por almenas y cuenta cerca de su ángulo oriental con una sencilla espadaña quizá como vestigio de una antigua capilla de la que no hay vestigios o acaso se tratase de un sistema de aviso. En el ángulo norte hay un achatado cubo de muralla de unos 5 m. de diámetro provisto de troneras similares a las que podemos ver en los cuatro lienzos de esta cerca perimetral. El lienzo sureste se alzó en el límite de un terraplén sobre la vega del río presentando el añadido de un contrafuerte próximo a la esquina oriental y vestigios de derrumbe y reconstrucción propiciados por el inestable terreno en que asienta. El acceso al recinto protegido por esta muralla se realiza a través de un vano apuntado y dovelado situado hacia la mitad del lienzo noreste. Cristóbal Guitart señala estas estructura defensivas como una consecuencia lógica de los conflictos habidos entre los Gurrea y los Urriés.
Cada uno de los lados de la edificación situada en centro del recito murado mide veinte metros de longitud y los de la emergente torre, siete en su parte alta.

Amablemente acompañado por la alcaldesa de Ardisa, Ángeles Palacio pude visitar a finales del invierno de 2017 el interior del castillo que solo conocía por las referencias escritas. El acceso al recinto murado se efectúa a través de un vano de medio punto dovelado situado en su lado noreste (Imágenes 4 y 5). Tras rebasarlo accedemos a un espacio perimetral  de casi diez metros entre el muro y la edificación invadido por la maleza. El edificio original posee dos niveles delimitados por un retranqueo señalando las dos plantas al interior. Esta edificado en piedra sillar bien escuadrada y ajustada en la que se observan abundantes marcas de cantería. Por encima de la construcción pétrea se alzó un nuevo cuerpo edificado en ladrillo a modo de falsa de una altura aproximada de la mitad de cada una de las dos plantas originales. En ese cuerpo de ladrillo abren vanos cuadrados intercalados con rasgadas aspilleras fusileras. Por encima del añadido de ladrillo se dispone la cubierta de teja a cuatro aguas de cuyo centro emerge el torreón de la fortaleza.
Numerosos vanos alargados y levemente apuntados salpican los dos niveles de la edificación de piedra. Uno de ellos elegantemente geminado centra la planta alta del lado sureste. Por debajo del mismo y descentrada hacia el este se halla la portada de acceso. Es apuntada y levemente rehundida por la labra de cuatro parejas de columnillas simuladas labradas en sus jambas y coronadas por otros tantos capiteles simulados decorados con motivos vegetales al igual que la porción interior de las dovelas que conforman su arco. Las dos dovelas situadas sobre las impostas son particularmente grandes y anguladas requiriendo sendas piezas de ajuste triangulares para conformar el vano. El tímpano es liso y consta de una serie de placas yuxtapuestas. Portada decididamente gótica como muchos de los elementos que iremos encontrando tanto en esta edificación como en su torre central.
Al interior veremos en nuestro recorrido que se dispuso una amplia caja de escalera ocupando el ángulo oriental del edificio para acceder a las plantas superiores (Imagen 7). Los forjados son de madera. La disposición de espacios y estancias se adecuan al eje que constituye la torre central cuya cara exterior la vamos encontrando en las diversas plantas.

La planta baja se dedicó a lugar de almacenamiento mientras que la siguiente fue la planta noble o de habitación y es allí donde encontramos algunas portadas con yeserías delicadamente decoradas luciendo los escudos de los Gurrea con su motivo fundamental de lobos pasantes sustentados por hombres o por leones. (Imágenes 13 y 16) En la primera planta del muro suroeste de la torre central se abrió un hueco para injertar una de estas portadas, la decorada con el escudo de los Gurrea sustentado por leones dando paso al interior de un espacio bellamente cubierto por medio de bóveda de crucería decididamente gótica que de este modo pasó a ser una espacio distinguido dentro de la planta noble de esta edificación.


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Veamos ahora la torre que es el elemento central de esta edificación y el más importante para comprender el conjunto(Imagen 6). Consta de cuatro niveles de los cuales los dos superiores se redistribuyeron por medio de un forjado moderno situado por encima del piso original que está señalado por una sucesión de mechinales y sobre ellos una portada cegada en el lienzo suroeste. En el nivel inferior vamos a encontrar una sala con dos sencillos arcos diafragma apuntados y situados en dirección noroeste-sureste. Sobre ella la sala magníficamente cubierta por medio de bóveda de crucería. Más arriba una segunda sala con dos arcos diafragma delicadamente decorados y en la misma orientación que los de la planta baja. En la siguiente planta hay otro espacio con un vano por lienzo y numerosos orificios de mechinales alineados en sus cuatro lienzos que debieron de servir tanto para sustentar el forjado de la planta superior como para poder volar un cadalso perimetral. Por fin en la planta alta vemos una portada cegada en el lienzo suroeste que debió de dar acceso al cadalso. Repito que esta última planta original está hoy dividida en dos partes por forjado moderno que deja la portada cegada visible desde este nivel y desde el inferior .

La planta baja de la torre es coincidente en altura con la de la edificación perimetral. Posee una puerta de acceso de medio punto dovelado centrando el lienzo situado a suroeste, que es el lienzo de fachada tanto de la torre como del edificio perimetral. Al interior corona el vano un segmento de arco apuntado compuesto de media docena de dovelas situadas a mayor altura que el medio punto exterior. Hay un segundo acceso a este espacio de la planta baja pero no es original sino que fue abierto con posterioridad en el extremo oriental del lienzo sureste. Llama la atención la existencia de un vano de acceso a nivel de suelo cuando lo habitual en las fortificaciones románicas es que la puerta se sitúe en altura por razones defensivas. Hay alguna excepción a esto como en el caso de llamada torre de la reina del castillo de Loarre pero es algo excepcional.
Al interior del espacio destaca su falta de iluminación. No hay más vanos por lo que aparece como un lugar sombrío que probablemente fuera utilizado como almacén además de como zona de acceso a la planta superior. La sala posee dos amplios arcos diafragma apuntados que arrancan a nivel del pavimento por medio de seis piezas semicilíndricas y otra con perfil de capitel no decorado en la que apea el resto del arco compuesto por sucesivas dovelas convencionales. Estos arcos diafragma como ya se ha mencionado se disponen en paralelo a la fachada principal de la fortaleza es decir en dirección suroeste. A nivel de las dovelas superiores de los arcos atraviesan dos tensores metálicos que se cruzan en perpendicular en el centro de la estancia.
La función de estos arcos diafragma es sustentar el forjado de madera que conforma el piso de la planta superior. La comunicación entre ambas se debió de producir por medio de escalera de madera adosada al lienzo noreste con comunicación a través del ángulo norte donde queda el vestigio de un madero que salta del arco diafragma al muro. (Imágenes 7 a 10)

 

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La primera planta de la torre se corresponde con la del edificio perimetral. Posee un vano de medio punto dovelado de doble derrama a ras de suya parte superior se ejecutó el forjado de la planta del edificio perimetral. Posee un vano de acceso centrando el lienzo suroeste que al exterior aparece encubierto por una bella portada de yesería en cuyo tímpano se muestra el escudo de armas de los Gurrea sustentado por dos leones (Imágenes 16 y 17) mientras que al interior se muestra con su bien acabado aspecto original rematado en altura por cinco dovelas formando un segmento de arco de medio punto y apeadas en dos impostas laterales la estereotaxia y simetría de los sillares adyacentes a este segmento de arco es perfecta certificando que este vano de acceso es original y no fue abierto en un momento posterior.
El interior de este espacio es decididamente gótico. Una imposta sobresaliente señala el nivel de inicio de la bóveda de crucería sustentada en cuatro ménsulas angulares que desde nuestra izquierda hacia la derecha nos muestran una cabeza masculina de cuya boca salen tallos vegetales al estilo de los “green man”, una segunda con aves picoteando un fruto central sobre fondo vegetal , una tercera decorada con una cabeza de toro y por fin la cuarta cuya decoración es puramente vegetal. Las nervaduras de la bóveda convergen en altura en una clave bellamente decorada por un medallón circular con decoración de entramado vegetal y frutos en forma de piñas. La plementería es de cuidada hechura y en su ángulo norte posee una abertura rectangular que en su momento y por medio de escalera de madera permitiría el acceso a la siguiente planta (Imágenes 18 a 24).
En altura vemos también tensores metálicos, dos paralelos en dirección sureste y otro perpendicular a ellos.
La bella decoración de las puertas de yesería de este nivel mostrando heráldica relacionada con los Gurrea así como los vanos más elegantes en la fachada principal del edificio perimetral dan fe de que esta fue la planta noble del edificio quizá la atribuida a la intervención en el siglo XV de doña Leonor de Castro-Pinós esposa de Francisco de Gurrea

 

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El acceso a la segunda planta de la torre se efectúa en la actualidad a través de un vano abierto en el lienzo noroeste de la torre desde el espacio perimetral recrecido con ladrillo y provisto de sencillos ventanales cuadrados y troneras en todo su perímetro. El nuevo acceso se abrió a un par de hiladas del pavimento actual hasta el nivel del primer retranqueo del muro de la torre atravesando el espesor de la misma y permitiendo el acceso por medio de cinco altos escalones (Imagen 25).
Cada uno de los lienzos de este espacio posee un vano aspillerado al exterior y derramado y levemente apuntado al interior excepto el lienzo de la fachada principal, el suroeste donde de nuevo encontramos una apertura del tamaño de puerta rematada en altura por media docena de dovelas conformando arco de arco apuntado apeadas en sendas impostas laterales. Al exterior no es visible nada más que la parte superior del vano descrito sobresaliendo un poco de la cubierta de teja aunque es posible intuirlo por un pequeño tejaroz a base de ladrillos que se dispuso sobre el mismo acaso para evitar la entrada de agua a esta planta manteniendo su función de iluminar el interior. Tres hilada sobre ese tejaroz vemos el segundo retranqueo externo del torreón.
El elemento de mayor belleza de esta planta son dos nuevos arcos diafragma, funcionalmente de la misma hechura que los vistos en la plata baja pero a diferencia de aquellos provistos de una soberbia ornamentación gótica. Están igualmente dispuestos en dirección oeste-sur y arrancan del propio pavimento a través de basa poligonal decorada con toros y escocia sobre la que se alzan seis piezas semicilíndricas progresivamente de mayor profundidad para seguir la línea general dela arco y sobre ellas un capitel decorado con una sucesión de hojas y colocado en oblicuo por la misma razón. Las dovelas que componen el arco están labradas de tal modo que el elemento completo aparenta estar compuesto por dos baquetones continuos separados por una nervadura de sección cuadrada. De nuevo la funcionalidad de estos arcos diafragma es la de sustentar el forjado de madera que conforma el piso del nivel superior al cual se accedía a través de una escalera de madera que sale al ángulo norte de la torre, acaso similar a la que en la actualidad se adosa al muro y oculta el interior del vano del lienzo noreste. Por medio de una escalera de madera adosada al muro noreste se accede a la planta superior (Imágenes 26 a 30).

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La planta tercera de la torre comprende en la actualidad parte de la cuarta planta original. El límite entre ambas estuvo señalado en su inicio por una línea de mechinales que en su momento debió de tener una doble función. Por una parte servir de sustento al forjado de separación de madera entre las plantas 3 y 4 y por otra sustentar un cadalso perimetral que debió de tener tan solo solera dado que no hay otra línea paralela más arriba para pensar en una galería corrida. En cada uno de los lienzo hay cinco mechinales perforantes además de otro en cada una de las esquinas. Están muy bien elaborados y su  dintel presenta forma de “U” invertida. Hay también un vano por lienzo, aspillerado al exterior y derramado y levemente apuntado al interior. (Imagen 31)
Justo por encima de la línea de mechinales podemos ver la parte inferior del vano que se continúa en la planta superior debido al forjado añadido. Está formado por dos piezas en forma de “L” tumbada y su situación justo sobre la línea de mechinales certifica que allí hubo una solera. Un último tensor metálico atraviesa en diagonal de norte a sur esta planta

Por medio de otra escalera de madera se accede a la actual planta alta aunque como ya he comentado en su momento esta fue de mayor altura debido a que su solera estaba más abajo, a nivel de los mechinales que han quedado en la nueva planta tercera. Rematan la torre en altura cinco almenas por lienzo que en su momento debieron de ser vanos puesto que lo habitual era cubrir con tejado a cuatro aguas este tipo de torres (Imagen 32).

A la vista de mi visita al interior del castillo y de la descripción realizada de las plantas de la torre atribuida a Sancho Ramírez por varios autores, he de concluir que si la hubo no queda vestigio alguno de la misma puesto que todo lo existente presenta una claro matiz gótico que lleva su fábrica hacia finales del siglo XIII o principio del XIV. Tanto la bóveda de crucería de la primera planta como la decoración del medallón de su clave, sus ménsulas o los capiteles oblicuos de la planta segunda remiten a otros elementos del Altoaragón como la bóveda que cubre el espacio inferior de la torre de la colegiata de Berbegal o la decoración vegetal en capiteles y claves de la ermita de San Miguel de Foces en Ibieca apuntando ambas hacia la cronología señalada. Las abundantes marcas de cantería repartidas por toda la torre parecen confirmar una edificación realizada en una fase única puesto que las más frecuentes se repiten por toda la obra. Sería interesante confirmar este extremo por medio de una recogida sistemática de todas las marcas de cantería, labor que va más allá de esta aproximación global a la fortificación. 

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Las vistas desde lo alto de la torre son espectaculares y desde allí se domina un amplio territorio de la vega del Gállego. La fortaleza tiene comunicación visual directa con la ermita de la Virgen de Miramonte, de la que procede la talla románica de la imagen 34 que se guarda en la iglesia parroquial de Ardisa.

 

BIBLOGRAFÍA

Aramendía Alfranca, J.L. “El Románico en Aragón” Vol. IV, pp.: 85-89. Edit. Leyere .2002.

Guitart Aparicio, C. “Castillos de Aragón” Vol. I. Librería General, Zaragoza, pp.: 119-120. 1999.

Establés Elduque, JM. “Espacios y viviendas palaciegas en los castillos del norte de Aragón (siglos X al XVI)”. Construcciones para vivir y combatir V Jornadas de Castellología Aragonesa. Editan “ARCA” (Zaragoza) e Iniciativa Cultural Barbacana (Calatorao). pp.: 23-76, 2012.

Esteban Lorente, J.F. “El nacimiento del arte románico en Aragón. Arquitectura” Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón. 1982

Pérez Lamban, F. “ El castillo de Ballestar” Revista “Comarca”, nº 34, pp.: 3-5, 2002

Correas, A. “Bellestar, la atalaya junto al río”. Revista “Comarca”, nº 91, pp.: 46-47. 2016

 

 

Huesca; 1 de abril de 2017

Antonio García Omedes

de la Real Academia de San Luis


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