LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO

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SAN PEDRO EL VIEJO DE HUESCA: VESTIGIOS DE LOS CAPITELES DEL TEMPLO


 

El antiguo monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca fue el único que se mantuvo en esta ciudad durante los largos años de dominio musulmán. Tras la reconquista de Huesca en 1096 por Pedro I, fue entregado a los monjes benedictinos de San Ponce de Tomeras, monasterio en el que estuvo el que sería rey de Aragón, Ramiro II cuyos restos descansan allí en la capilla de San Bartolomé. Los monjes de San Ponce de Tomeras derribaron el antiguo templo mozárabe, del que no tenemos información formal, para edificar otro, a partir del año 1117 bajo estilo imperante en ese momento: el románico. Del antiguo templo mozárabe tan sólo sobrevivió la capilla de San Bartolomé, que hoy es panteón real por albergar los restos de Ramiro II y de Alfonso I. La edificación del nuevo templo se llevó a cabo entre los años de 1117 y 1158 o 1160 fechas en las que ya estaba prácticamente acabado. Más tarde, hacia 1170, sería edificado el claustro actual en donde podemos ver la obra del taller del maestro de Agüero o de San Juan de la Peña.

Como consecuencia de su deficiente estado de conservación, en1886 tanto el muro sur como parte de las bóvedas de la nave de la epístola fueron desmontados y rehechos, cambiando en ese momento la puerta de acceso al claustro, que estaba frente a la puerta norte, hasta su actual situación.

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En las imágenes 2 y 3 muestro parte de la nave sur del templo. Destaca su angostura, tan solo aliviada por la eliminación de las semicolumnas adosadas a las pilastras que delimitan sus tramos dejando "colgadas" las dobladuras de sus fajones. Esa sensación de estrechez debía de ser todavía más marcada si tenemos en cuenta que el pavimento original se situaba alrededor de metro y medio más bajo que el actual. Esa angostura debió de ser la motivación para eliminar las semicolumnas adosadas a fin de ganar alrededor de medio metro de amplitud en cada una de las naves laterales y otro tanto en la central. De esa acción quedan "cicatrices" en algunas de las pilastras de las que fueron eliminadas, así como los vestigios dealgunos capiteles, también "colgados".

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Yo pensaba que no había decoración escultórica en el interior del templo, que su escultura se limitaba a los magníficos tímpanos que adornan sus portadas meridional y de acceso al claustro, pero a mediados de febrero de 2024 Rosa, la guía, me señaló que el párroco, mosen José Alegre, había detectado restos de escultura en algunos de los deteriorados capiteles que apean las dobladuras de los fajones, indicándome el fajón del último tramo de la nave norte, donde efectivamente sobre los restos de lo que fueran capiteles pueden advertirse algunos motivos que no fueron repicados. La imagen 4 es activa y colocando el cursor sobre ella se resaltan las zonas de los capiteles deteriorados.

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En las imágenes 5 y 6 muestro tomas oblicuas de las zonas señaladas en la imagen anterior. Pueden advertirse las cicatrices dejadas por la eliminación de las respectivas semicolumnas adosadas y el repicado de ábacos y capiteles que parecen haber quedado reducidos a una especie de ménsulas cistercienses embebidas en el muro.

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En las imágenes 7 y 8 pueden verse mejor los restos de escultura que subsisten en lo que fueron capiteles. Los ábacos están absolutamente repicados y rebajados, porque deberían de sobresalir de las dovelas que hay por encima y que apean en ellos. En la imagen 8 puede distinguirse con claridad una voluta que se enrosca en el ángulo formado por el resto del ábaco y la pilastra, así como parte del apeo para el ábaco. En la imagen 7, una vez comprendido que lo que vemos es el resto de volutas, podemos identificar la de ese lado y también un repicado con forma semicircular que probablemente sea el resto de un gran foliolo. Algo parecido puede verse en el capitel de enfrente.

Desde este momento apunto hacia la posibilidad de que estos capiteles fueran vegetales y que mostraran lo que es habitual: un planteamiento corintio modificado a base de volutas en el nivel superior y grandes foliolos en uno o dos niveles por debajo de las mismas. Hay un hecho que es infrecuente en este tipo de capiteles adosados y es que por lo general en las caras laterales, más estrechas que la frontal, el apeo para el ábaco se sitúa próximo a la pilastra mientras que aquí está centrado dando lugar a que también hubiese dos volutas en el lateral.

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En el lado norte del segundo de los arcos fajones de esta nave sur también queda un vestigio claro de este tipo de decoración, que debió de ser generalizada en el templo. Vemos en la imagen 9 el perfil claramente dibujado de la voluta próxima a la pilastra y el apeo para el ábaco. Todo el volumen correspondiente a la cara frontal del capitel y de su ábaco fue repicado para generar una superficie uniformemente oblicua a modo de ménsula. Frente a este capitel, desapareció su homólogo siendo sustituido por una dobladura de ladrillo para el arco y una especie de ménsula con perfil semejante, también de ladrillo (Imagen 10)

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En la embocadura de la nave del evangelio podemos apreciar el perfil que debió de tener en origen, mostrando su angostura, que como se ha dicho debió de ser una de las causas para eliminar las semicolumnas a fin de lograr un poco más de amplitud para las naves. En esa nave norte también quedan vestigios de lo que en su momento fueron capiteles. Aquí, como podemos ver en las imágenes10 y 11, el repicado y perfilado de ábacos y capiteles fue más cuidadoso a fin de proporcionarles un aspecto troncocónico

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La imagen 12 muestra parte del claustro románico de la catedral de Huesca y la traigo aquí porque sus capiteles son totalmente vegetales y creo que los que hubo en la iglesia de San Pedro el Viejo debieron de ser bastante parecidos a estos en su forma y diseño, con la salvedad de que los catedralicios son capiteles exentos, es decir labrados por sus cuatro caras que poseen la misma superficie, a diferencia de los que se labran para ser adosados a una pilastra, como es el caso de San Pedro el Viejo.

La imagen 13 muestra en detalle los tres capiteles de las arquerías de la catedral mostradas en la anterior. A la vista de los mismos se comprende mejor el resto de escultura que hay en San Pedro el Viejo, permitiendo imaginar el arranque de los grandes foliolos bajo las volutas, de los que tan solo quedan líneas curvas en alguna ocasión.

La reedificación de San Pedro el Viejo tiene un rango cronológico entre 1117 y 1158/1160. La catedral de Huesca se inició en 1294, pero es de suponer que el claustro románico se llevaría a cabo con anterioridad. Es posible que los capiteles del claustro catedralicio tuviesen como referencia a estos desaparecidos de San Pedro el Viejo.

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Huesca; 22 de febrero de 2024

Antonio García Omedes,

de la Real Academia de San Luis


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