LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO

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ANGELES Y DEMONIOS

Por Manuel Gila ( "Syr") y Laura Alberich ("Baruk")

 

A Javier, a su chica, a su cámara

y... al operario que lleva en el alma.


Querubín de Cuixà. (Maestro de Serrabona)


I. DE LOS ÁNGELES

Origen cultural de un concepto:

En nuestra cultura , la creencia sobre los ángeles, nos llego vía el judaísmo, y fue delineándose en el pensamiento cristiano a partir del siglo III. Sin embargo, antes de que existiera el Nuevo Testamento, ya se creía en su existencia en China, Persia, Egipto y en India.

Su idea conceptual puede provenir del monoteísmo rígido israelí que, frente a la adoración pagana de los astros, pudieron contraponer a los ángeles como relación íntima entre ejército de los cielos (astros) y ejército de los cielos (ángeles), según la distinción veterotestamentaria contenida en Neh 9,6; Sal 33,6; Is. 40,26 y Jr 33,22).

Tapís de la Creación de Girona s. X

No es de extrañar que en la mentalidad de los pueblos primitivos se confundiera la figura de ángeles y astros como forma de representar la providencia divina de AQUEL que todo lo ve y lo sabe, y de donde derivaría el culto de los pueblos paganos a los astros. Los textos bíblicos, pues, se limitarían a presentar a los ángeles como una “desdivinización” de los astros, dioses, paganos.

Ángel en griego, significa “mensajero”.

Ángel anunciador de la Natividad de Sigena (Sala Capitular) s. XIII

Según Porter (1995), después del destierro, el concepto judío de Dios se tornó cada vez más espiritual, trascendente y universal, por lo que tras el exilio, el problema de comunicación entre Él y su Creación, se resolvió con la existencia de intermediarios y pasaron a representar y a concebir a Yavhwé rodeado de una corte de espíritus celestiales que eran sus agentes y mensajeros. Quizá por eso, la expresión genésica de “ hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” que tanto ha dado que hablar, pudiera tener aquí una posible representación.

 

Jerarquización y funciones:

En épocas de espiritualidad, el cielo se concibió como un Palacio Divino y, a semejanza del terrenal, el Dios-rey tiene siervos y ministros para todas sus funciones.

Pero, sin embargo, ninguna jerarquización se encuentra en la Biblia , sino en los libros judíos y especialmente en el Libro de Henoc, 29,2 en el que se refiere literalmentemente a la primera jerarquización celestial (“ yo crié los diferentes órdenes del ejército de los seres incorpóreos y todo el ejército de las estrellas, los querubines, los serafines y los ofanines”).

Apertura sexto sello (Ap. 6, 12-17). Beato Girona s. X

La Biblia , sólo hablará de los ángeles (en 40 ocasiones), de los Serafines y los Arcángeles en dos, y de los Querubines en unas noventa ocasiones. (Antiguo Testamento).

Habrá que esperar a Pseudo Dionisio Areopagita en su tratado “ De la Jerarquía Celeste ”, que fue introducido en Occidente por el Papa Gregorio Magno y traducido al latín en el siglo IX por Juan escoto Eriugena en 870, para poder estructurar el ejército de Ángeles en tres coros: 1º Serafines, Querubines y Tronos, 2º Dominios, Virtudes y Poderes, y 3º Principados, Arcángeles y Ángeles. Según este tratado, los ángeles están divididos en nueve jerarquías que forman tres Órdenes. En primer lugar, los Serafines, Querubines y tronos, siendo éste orden privilegiado por estar más cerca de Dios; estos tienen como misión vigilar su trono y cantar su gloria y origen.

A veces, en sus funciones e iconografía coinciden los Serafines y los Querubines, si bien difieren por el color y el número de alas, pues mientras los primeros deben ser ROJOS y CON SEIS ALAS (excepto cuando se representan pictóricamente cubriendo el cuerpo desnudo crucificado de Cristo que serán blancas), los Querubines son AZULES y CON CUATRO ALAS.

Santa Eulalia de Estaon (Lleida) s. XI

Los Serafines (“ los que queman” en su acepción etimológica), se aluden en el texto de Isaías 6,1-7 ) texto que describe al Señor sentado en su trono alto y excelso con la orla de su manto llenando el templo. De pie, junto a él, “ había serafines con seis alas cada uno, dos para cubrirse el rostro, dos para ocultar su desnudez y dos para volar”.

Santa María de Covet (Lleida) s. XII

Los Querubines, por el contrario, no sólo son los “guardas del trono de Dios”, sino que constituyen el propio trono (“ Pastor de Israel...tú que te sientas sobre querubines...”, Sal 80,2 y EZ. 10, 1-19). Son el trono móvil. El “dios-móvil” que permite trasladar al Supremo a todas partes como luego imitará el admirado Pontífice Juan Pablo II. Además, los querubines guardaban la entrada del Edén, del Arca y, por extensión, de los santuarios de los templos.

San Miguel de Biota s. XII

 

Figuración artística del concepto :

Se les relaciona con los genios alados de los templos babilónicos

Se les representa con alas por influencia del Antiguo Oriente Próximo, donde los espíritus alados son habituales por adscripción a lo divino. Así, en el arte mesopotámico, las alas del león, toro y del caballo, eran expresión visible de su adscripción a lo divino, que luego tanta trascendencia tendría en la representación del arte cristiano de la figura del tetramorfos.

Tetramorfos de Marcos (Taull) s. XII

Hasta tal punto el arte cristiano va a retener la función simbólica de los seres sobrenaturales alados que, incluso también a los demonios, como ángeles caídos, les representará con ellas, si bien serán de murciélago, en contraposición a las de ave que portan los ángeles, que en sincretización transferida al arte sagrado románico por influencia de la patrística las relacionan con las protectoras de una clueca (Mateo 28,37 y Lucas 13,34).

Entrega e la Vara (Ap. 10, 1-11). Beato del Escorial s. X

 

Utilitarismo simbológico:

Simbológicamente, son la Conciliación entre el Espíritu y la Materia.

Siendo personajes espirituales, su función esencial será simbolizar la unión entre el cielo y la tierra, entre Dios y el hombre, entre lo material y lo espiritual. Es famosa la representación del sueño de Jacob en el que los ángeles subían y bajaban por una escalera que unía cielo y tierra para transmitir el mensaje del acontecer plausible para el ser humano de subir hasta un dios que, en reciprocidad, responderá descendiendo a la tierra hasta encarnarse con naturaleza similar.

Sueño de Jacob. Catedral de Girona s. XII

Sobre las volutas, representa la alta cualificación espiritual del hombre (que ha conseguido alas), que ha acertado en la constante elección de caminos (la volutas en Y) a la que se enfrenta en la vida (la voluta en Y), representativo en la Iglesia de San Cipriano , REVILLA DE SANTUJÁN, Palencia.

Los ángeles son portadores de la confianza en la misericordia divina .

El Ángel que lleva un libro (Iglesia de SAN GIL, Luna), representa la escena del Juicio Final como mensajero de Dios: “ Y vi a los muertos grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros conforme a sus obras” (Apocalipsis, 20,12).

Ángel tetramorfos. San Gil de Luna s. XII

Por tanto el libro que lleva el ángel es libro de la vida, pero también de la revelación que viene a cumplir el mensaje evangélico de salvación, pues en sentido amplio, el libro y el cuadrado, simbolizan la revelación venida del cielo y traída a los hombres para desvelarles los secretos del mundo y los designios de Dios sobre él.

Iglesia de Tozalmoro (Soria)

 

Resumiendo, si entendemos el ángel bajo la tradición popular, los ángeles serian criaturas intermedias entre Dios y el hombre, así como el hombre es un ser intermedio entre el ángel y el animal, disponiendo los ángeles también, de una jerarquía establecida dónde el Serafín sería el máximo exponente de la pirámide, seguido del querubín para pasar por toda la graduación angelical hasta llegar al particular de cada uno de nosotros, al que gracias quizá a la inocente reminiscencia infantil, solemos llamarlo “ángel de la guarda”.

Según nuestra la interacción entre nosotros y esa criatura angélica, diremos que nos protege un ángel o que nos acecha un demonio.

 

San Juan del Duero s. XII

 

II. DE LOS DEMONIOS

Antecedentes históricos :

Antes del cristianismo, ya circulaban entre los hebreos relatos apócrifos sobre la caída de los ángeles.

Es la historia de Lucifer, según los Libros de Enoch y del arameo Targum, de donde, a la postre, la tradición cristiana tomaría la creencia sobre el origen del diablo.

Será, sin embargo, el neoplatonismo quien aporte las claves fundamentales sobre la naturaleza y creencia de los “ daimones ” o demonios (hábil, conocedor) y de los ángeles guardianes.

Dios envió a sus ángeles para la tutela y cuidado de la especie humana que había empezado a aumentar. Les ordenó, no obstante, que no perdieran su dignidad manchándose con el contagio de lo terrenal. Es decir, les prohibió lo que sabía que iban a hacer, resurgiendo el mito de la prohibición edénica del Árbol de la Ciencia.

En el Capítulo VI del Génesis, se cuenta que los hijos de Dios, desobedeciendo el mandato, se unieron a las hijas de los hombres y que esto fue la causa de que Dios decretara que la duración de la vida humana no pudiera sobrepasar del máximo de ciento veinte años, evitando así que, como hijos de ángeles, fuesen inmortales. Estos hijos de Dios fueron enviados a la tierra capitaneados por Azael y Shemhazai a enseñar a los hombres, pero al revestirse de carne, se impregnaron de sus pasiones y perdieron las alas. Son los Nefilim o “Caídos” a los que Rafael y Miguel hubieron de encerrar en una cueva por sesenta generaciones, tras regresar al cielo por la escalera de Jacob.

Diablo encadenado por mil años (Ap. 20) Beato del Escorial s. X

Los descendientes de estos ángeles caídos, no gozan de la naturaleza ni de ángeles ni de demonios, sino de una naturaleza intermedia. De ahí que existiera la creencia de dos tipos de demonios: uno celeste y otro terreno, espíritus inmundos, cuyo jefe es Lucifer, autores de todas las maldades que ocurren en la tierra.

 

El diablo en la teológica erudita :

Es Agustín de Hipona en sus De divinatione daemonun (406-411) quien por primera vez trata de la naturaleza y el origen del poder de los demonios. Para él, estaban formados por un cuerpo etéreo, intermedio entre lo material y lo espiritual y, pese a no tener poder de crear, tenían una sabiduría que les hacía tener capacidad de engaño muy superior a la de los humanos, pues no en vano poseían una larga experiencia acumulada desde los tiempos de la Creación.

Psicostasis y cosmogonía del mal. Beato de Silos s. XI

Estas nociones continuaron durante la Edad Media , y muchos pensadores como Clímaco o Psellos, afirmaban que los ángeles caídos perdieron su esencia angélica y distinguieron entre diferentes clases según habitaran el éter, el aire, la tierra, el agua o los infiernos subterráneos, estableciendo así una jerarquía basada en la inteligencia y en cuya cúspide del rango se encontrarían los demonios del éter; clasificación ésta que sería seguida por Guazzo en su obra Compendium malificarum (1068).

 

El diablo en la cultura popular :

Frente a los debates teológicos y academicistas de los eruditos, el pueblo no identificó al demonio, originariamente, con la idea del mal.

En la cultura popular, el diablo es, casi siempre, una criatura ambivalente en el plano moral que incluso puede ayudar a aquellos que saben cómo manejarlo. No obstante, es cierto que en la cultura popular mediterránea, debido quizá a la identificación de éstos con las deidades paganas, siempre aparecen en el papel de adversario, mientras que en la cultura nórdica o central, limitan su papel al de cualquier criatura fantástica (ogro, duende o hada).

En los ritos cómicos de las fiestas carnavalescas del medievo (fiesta de los locos, del burro, etc), los “diablos” estaban autorizados a circular libremente por las calles, con lo que se propiciaba la concepción victoriosa sobre el terror moral, el miedo moral que encadenaba al pueblo y oscurecía la conciencia del hombre del vulgo a las prohibiciones autoritarias y, en definitiva, a los castigos de ultratumba e infernales; es decir al miedo por algo más terrible que lo puramente terrenal.

San Miguel de Soriguerola (Girona s. XIII)

Sus notas características serán las pezuñas, los cuernos, alas de murciélago y el rabo acabado en punta de flecha. A veces las extremidades están deformadas para representar el impacto de su “caída”, y su color será rojo o muy oscuro ya que suele vivir en lugares agrestes o ruinas.

Su color será rojo o muy oscuro y suele vivir en lugares agrestes o ruinas

Sant Martí de Gía s. XIII

La hagiografía medieval, contribuirá a la presentación ridícula de su figura entre la cultura medieval, pues tanto la literatura didáctica como la iconografía medieval reflejarían episodios en los que el santo en cuestión sometía al diablo a actos serviles.

Su representación en la pintura y en el imaginario colectivo medieval, goza también de la característica de ambivalencia. A veces aparecerá bajo forma humana, otras en forma de animal y, mas a menudo, como una combinación de ambas.

Àngel y demonio. Psicóstasis de Soriguerola s. XIII


Abril 2008

Manuel Gila ("Syr") y Laura Alberich ("Baruk")

 


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