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      El gran reto que debió de afrontar 
        el monarca Sancho Ramírez fue el de ampliar las estructuras del 
        castillo de Loarre, en origen mota defensiva que devino en pequeña 
        fortificación lombarda, definida por Sancho III el Mayor y edificada
        por su padre Ramiro I. La necesidad de ampliar ganando espacio a la roca 
        y al vacío venía impuesta por la necesidad de proporcionar acomodo a una comunidad 
        canónica agustiniana.
      Sancho Ramírez se hizo vasallo del 
        papa en 1068 y volvió convencido de que había que hacer 
        las cosas de otro modo, al modo cluniacense, tanto en arquitectura como 
        en la asunción del rito romano, desterrando el viejo rito hispanovisigodo 
        y de que Aragón, su reino, debía de comprometerse en la lucha 
        con el infiel y había que demostrarlo con hechos. Loarre es una 
        prueba de ello.
      Es por ello que debe de afrontar la edificación 
        de estructuras conocidas como "pabellones norte", zonas de habitación 
        de los canónigos intercomunicadas con el resto de zonas monásticas. 
        En la imagen aérea 1 de mi amigo Mariano Olivera 
        muestro la zona que vamos a repasar. En la imagen 2 se aprecia
        desde el paso entre torres la imagen de los pabellones norte. Bajo la 
        zona aterrazada se halla la "mazmorra" que realmnte debió de ser almacén 
        de víveres de la comunidad y de los soldados. A la izquierda de 
        la imagen se advierte el arranque de la muralla del castillo lombardo, que se continua hacia abajo formano uno de los muros de "la mazmorra".
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      En esta zona ya había una pequeña 
        muralla defensiva además de una torre de planta cuadrada, como 
        ha señalado Adolfo Castán (Ver planta). 
        Esa torre, abierta hacia el interior como las de Ruesta o las propias 
        de la muralla loarresa y la zona de muralla que a prolonga por el lateral 
        norte hacia poniente, se aprovechó para alzar los pabellones monásticos. 
        De este modo, la torre pasó a ser la cabecera de los pabellones (Imagen 
        3).      
      En muchas ocasiones nos olvidamos de "leer 
        los muros" y eso es un error dado que nos aportan mucha información. 
        En el caso de la torre/cabecera de los pabellones norte podemos ver que 
        los materiales edificativos desde su arranque hasta la ventana el altura 
        son radicalmente diferentes a los del resto del castillo e incluso a los 
        que habitualmente hallamos en edificaciones románicas. Son bloques 
        de caliza grisácea, muy irregulares que en algunas zonas aparecen 
        como grandes bloques de mampuesto. Esos materiales nos aseguran que esa 
        zona del castillo es de mayor antigüedad que las del resto. Quizá 
        pudo ser la primera edificación de apoyo de la mota de Sancho III 
        el Mayor.
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      Esa forma edificativa la seguimos viendo 
        a ambos lados de la torre nordeste/cabecera de pabellones. Hacia nuestra 
        izquierda formando parte del arranque de los pasos intermedios y hacia 
        la derecha conformando la base del muro norte de los pabellones monásticos 
        y que en su momento no sería sino muralla. Las imágenes 
        4 a 6 muestran vistas generales de esta zona.
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      La imagen interactiva 7 
        nos muestra a la izquierda la torre nordeste y tras ella el muro norte 
        de los pabellones. Su lectura detenida nos habla de tres fases edificativas 
        sucesivas. Los límites aparecen colocando en cursor sobre la imagen.
      La zona inferior, coherente con la base 
        de la torre y edificada en bloques grisáceos muy irregulares podría 
        corresponder a la primera fortaleza del monarca pamplonés Sancho 
        III el Mayor. Sobre ella vemos la ampliación de Ramiro I. Al interior esta estratificación 
        puede rastrearse de igual modo, siendo diferentes totalmente este muro 
        y el que al otro lado alberga los vanos de acceso a los pabellones norte, 
        ya realizados con buena piedra sillar con profusión de marcas de 
        cantería.
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      La imagen 24, del 
        interior de los pabellones, muestra la forma de articular el abovedamiento 
        de la sala del nivel superior en los pabellones norte. Allí puede  
        rastrearse también lo apuntado: una zona en la base del muro hasta 
        el retranqueo, muy tosca. Por encima sillarejos mejor trabajados, sin 
        marcas. La estructura de la estancia se adapta a lo ya existente, articulándose 
        con el muro. Es la última en ser edificada (por Sancho Ramírez.).
      Otro lugar donde la lectura del muro es 
        demostrativa es la correspondiente al cierre occidental de los pabellones norte: 
        Imagen 9. Esa imagen es activa. Situando el cursor sobre 
        la misma, de nuevo se advierten con claridad tres fases diferentes de edificación.
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      El interior de los pabellones norte muestra 
        de nuevo lo ya visto al exterior en lo tocante a fases edificativas. Pero 
        solo en el muro de cierre (cabecera, lateral y cierre) puesto que en el 
        muro opuesto, la labor es de la época de Sancho Ramírez. La imagen 
        12 es activa y en ella al colocar encima el cursor se resaltan 
        las líneas de interfase de los momentos edificativos sucesivos.
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      Lo que vemos hoy no es sino el "esqueleto" 
        de los pabellones monásticos. Hay que echarle imaginación 
        y pensar en que hubo varias plantas superpuestas. La inferior aparece delimitada 
        por arcos/diafragma de medio punto que arrancan muy cerca del piso. A 
        estas plantas se accedía por dos vanos en su lado sur y también desde 
        la zona que ha perdido los dos niveles en el acceso próximo a la 
        torre/cabecera. Retranqueos en los muros (Imagen 12) y 
        ménsulas en los arcos-diafragma (Imagen 16) daban 
        apoyo al piso de madera. 
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      Por encima, en el nivel superior hay varios 
        compartimentos delimitados por arcos de medio punto. El acceso se producía desde 
        la torre/cabecera, por el nivel desaparecido que venía del paso 
        superior (más elaborado y con vanos geminados) y desde vanos en 
        el lado sur del muro. En la imagen 19 se ven desde el 
        interior los vanos de los dos niveles. Desde el exterior los vemos en 
        la imagen 20.
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      Al lado derecho del acceso a la celda 
        abovedada en piedra hay epigrafiado en un sillar el nombre de "SANCIVS" 
        (Imagen 21). Esa circunstancia junto al hecho de que 
        es la única celda abovedada en piedra de los pabellones monásticos 
        ha hecho pensar en que fuese estancia noble, quizá del propio abad 
        del monasterio.
      La articulación de la estructura 
        de las celdas y el muro de cierre se muestra en la imagen 24. 
        En ella se pueden rastrear los niveles sucesivos que en la imagen 
        23 veíamos con la posibilidad de interactividad.
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      Según 
        los estudios 
        que sobre el castillo ha realizado Martínez Prades 
        en su tesis doctoral, el perímetro de esta zona procede de un añadido 
        llevado a cabo por Ramiro I. Recinto evidentemente defensivo en aquel 
        momento en el que no sería extraño que ese testero abierto 
        hacia el interior fuera en realidad un verdadero torreón defensivo, 
        al estilo, por ejemplo de los vistos en Ruesta, o lo que más tarde se haría 
        en la propia muralla exterior del castillo.