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    Al interior, el templo de 
      San Esteban nos muestra una arquitectura a base de tres naves en paralelo 
      (más ancha y elevada la central) rematadas al este por medio de otras tantas
      cabeceras absidales. La central cuenta con una amplio presbiterio que tiene 
      prácticamente el mismo fondo que la totalidad de las cabeceras adyacentes 
      (Ver planta). Posee una amplia nave transepto, 
      de mayor amplitud que el resto de los tramos del templo,  que no destaca 
      de su perfil en planta. Los brazos laterales de la misma se cubren por medio 
      de bóvedas de medio cañón de ejes perpendiculares al 
    longitudinal del templo. 
    El crucero cubre con bóveda 
      de arista reforzada por nervaduras dobles de sección tórica 
      (Imágenes 4 y 6). El tramo posterior de la nave 
      central acoge un elaborado coro alto de piedra edificado en 1530 por el 
      maestro Nicolás de Chalons que alberga una sillería renacentista 
      elaborada en 1556 (Imágenes 12 a 14). Las naves se articulan por 
      medio de cuatro columnas exentas de sección cruciforme con semicolumnas 
      adosadas. Segmentan el templo en dos tramos por nave y posibilitan el apeo 
      de fajones y formeros de medio punto en los respectivos capiteles.
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    Los ábsides laterales 
      presentan en su embocadura un arco triunfal doblado y al interior, entre dos 
      impostas, una sucesión de cinco arquillos apeados en columnas de 
      los que el central acoje el respectivo vano derramado (Imágenes 
      3 y 4). Los arquillos adyacentes al central son más estrechos 
      y peraltados para mantener la altura de sus claves (Imágenes 
      9 y 11). Los tres ábsides cubren con bóveda de cuarto de esfera. 
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    La cabecera central muestra 
      una disposición análoga, con la salvedad de que posee un presbiterio 
      amplio delimitado por el arco triunfal y un fajón alzado sobre semicolumnas 
      adosadas (Imágenes 4 y 22). Su cilindro posee tres 
      vanos, siendo sus arquillos también en número de cinco a los 
      que se han de añadir los dos del presbiterio, ciegos. Los que en 
      su cilindro no cobijan vano son marcadamente peraltados, más altos 
      que en los laterales y además las columnillas en que apean son dobles, 
      acentuando la sensación de alargamiento. Recuerdan a lo visto en 
      Santa 
      María de Uncastillo. 
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    En la capilla existente 
      a los pies de la nave central hallamos la bella escultura del Cristo del 
      Perdón (Imágenes 16 y 17). Edificada en el 
      siglo XV como lugar funerario de don Alonso de Artieda, hoy acoje al Cristo 
      de cuatro clavos del siglo XII, que hasta 1967 estuvo en el ábside del 
      Evangelio de la cripta. Es un Cristo triunfante, vivo, con una expresión 
      de serenidad en su rostro que impresiona. 
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    Las naves laterales, más 
      estrechas y de menor altura que la central, cubren en cada uno de sus tramos 
      con bóvedas de arista reforzadas por medio de nervaduras sencillas 
      de sección tórica (Imágenes 18 y 19). 
      
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    A los lados de las naves 
      se abrieron varias capillas añadidas tras demoler sus muros originales. 
      La abierta en el lado sur del tramo anterior de la nave de la epístola 
      comunica con el exterior por la llamada puerta pequeña y se conoce 
      como capilla bautismal por albergar una bella pila románica en la 
      que según la tradición fue bautizado en 1452 el que sería 
      rey Fernando El Católico (Imagen 19). Le bautizó Don Jorge 
      de Bardají Obispo de Tarazona. Un año después, en 
      la Catedral de San Salvador de Zaragoza se celebró el "bautizo 
      oficial" por el Arzobispo Dalmau de Mur. De la misma hechura que 
      esta pila y posiblemente ambas labradas por la misma mano, se conserva 
      otra en la no lejana localidad de Barués 
      trasladada a su iglesia desde el entorno cercano de Saos. 
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