LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO

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-EL CASTILLO DE LOARRE: UNA VENTANA A NUESTRO PASADO-

(HOYA DE HUESCA)

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DIRECTORIO DE LA VISITA


Cultura, religión y civilización son tres factores -entre otros- que en distintas proporciones determinan la idiosincrasia de un pueblo. Cuando una civilización evoluciona en proximidad de otras, solapándose fronteras, intereses, religiones, arte, o sentido de la propiedad del territorio; una vez apagadas por el paso de los siglos las convulsiones propias de los conflictos en las extremaduras el resultado es en ocasiones tan bello como lo que del castillo fronterizo de Loarre nos es posible contemplar. Si ahondamos en los cimientos de nuestra actual civilización encontraremos -no muy profundas- raíces islámicas, romanas, ibéricas y prehistóricas. Cada pueblo, cuando ha sometido a otro, entierra sus creencias bajo el altar de los nuevos dioses. Así no es extraño pensar en iglesias construidas sobre mezquitas; mezquitas construidas sobre panteones romanos; panteones romanos construidos sobre aras rituales ibéricas, etc. Los arqueólogos conocen bien esta estratificación.

El clero medieval asimiló como propias creencias y supersticiones arraigadas en el pueblo para poder controlarlo. Era más fácil construir una ermita sobre un lugar de aquelarre, santificándolo, que condenando su uso pagano. No es casual que la ermita más antigua del Sobrarbe -la dedicada a los santos Juan y Pablo, de Tella- se asiente ante el denominado "puntón de las brujas". El ritual pagano fue asimilado es decir, sincretizado, como romería cristiana.

PUESTA DE SOL EN LOARRE

El Castillo de Loarre no es un lugar que ocupe un momento único en la historia sino una sinopsis de ella misma, con especial esplendor en la fase en que un decidido rey aragonés (Sancho Ramírez) enarbolando la bandera de la Fe y trocando rito mozárabe por el oficial del momento -cluniacense- ganó el favor de Pontífice Romano y el reconocimiento internacional de su incipiente reino. De alguna manera se le podía considerar precursor del movimiento "europeísta" en la península Ibérica, aun cuando voces discordantes -como siempre las hay frente a quien toma partido- lo tildasen de "afrancesado". Posiblemente fuese su inmovilismo lo que le acarreó al poderoso Abad Banzo de Fanlo caer en desgracia ante el Rey.

Ese tiempo de cambio y alianza fue el momento de la construcción del donjon del castillo, la mejor pieza del mismo destinada a morada del Señor de la fortaleza (el propio Dios) que se plasma en la magnífica iglesia de San Pedro de Loarre adornada con el mejor estilo jaqués o "francés". En aquél momento solo la catedral de San Pedro en Jaca superaba en grandiosidad al templo loarrés.

Los personajes de ese momento histórico, el rey Sancho Ramírez, el obispo-infante García, la intrigante condesa doña Sancha, los papas Alejandro II y Gregorio VII, el legado pontificio Hugo Cándido, el abad Hugo de Cluny, etc. ofrecen reparto suficiente para una puesta en escena que a pesar de histórica, más parece propia de novela medieval. El monarca en su religiosidad -real o interesada- supo aunar magistralmente evangelio y espada propiciando la consecución de este magnífico conjunto religioso-militar, recreciendo la inicial fortificación erigida en torno al año 1050 o 1060 por su padre Ramiro I como bastión ante los musulmanes del llano representados en la cercana fortaleza de Bolea. Ya su abuelo, Sancho III el Mayor de Pamplona fijó alrededor del año 1000 un primer castillo en este lugar, que debió de ser una mota fortificada de la cual no quedan vestigios en la actualidad. (ver árbol genealógico)

En Aragón coinciden en tiempo y espacio la conquista del solar del reino y el momento de difusión por toda Europa del arte románico propiciado por la supremacía del monasterio francés de Cluny. Reconquista, luchas en la cambiante frontera, cristianos, musulmanes, mercenarios, monjes, peregrinos, mudéjares, mozárabes, nobles, plebeyos... un tejido vivo feudal adecuado al concepto trinitario de Adalberto, obispo de Laón, quien en el primer cuarto del S XI. afirmó: "Ternaria es la casa del Señor, de la que erróneamente se cree que es una: aquí sobre la tierra unos oran (orant), los otros luchan (pugnant) y otros más, trabajan (laborant). Estos tres son uno y no pueden ser divididos, de forma que sobre la función (officium) de unos descansan las obras (opera) de los dos restantes y todos conceden su ayuda a todos."

PAISAJE NEVADO DESDE LA SIERRA DE LOARRE

No es pues extraña la notable difusión del arte románico que se extendió a la vez que el nacimiento, consolidación y expansión del reino, con especial mención a los conjuntos religioso-militares de los que Loarre es paradigma. En su misma línea funcional de aunar religión y espada, se sitúan Muro de Roda, Samitier, Montearagón, Marcuello, Alquezar, etc.

Estabilizado el reino y perdida su función, muchos de estos conjuntos cayeron en el olvido bajando sus pobladores al llano y fundando villas nuevas o "bornaos" (apócope de burgos nuevos) sirviendo aquellos como magníficas canteras para su construcción en no pocos casos o siendo remodelados al gusto cambiante de cada época, soportando nuevas guerras, invasiones y contiendas fratricidas iconoclastas. También en esto es excepcional Loarre. Posiblemente dada su difícil orografía y por quedar alejado de los centros de poder del momento a los que se trasladaron orantes, y pugnantes, mientras los laborantes se asentaban en el llano (El 15 de mayo de 1505, se trasladó definitivamente la parroquia desde el castillo a Loarre pueblo, llamado entonces "El Burgo de San Esteban").

De una u otra forma Loarre quedó fuera de la evolución preservándose de su desmantelamiento o reforma, sometido únicamente a la erosión del olvido y de los agentes atmosféricos, que son infinitamente más benévolos que el más bienintencionado de los innovadores. Apenas unas pocas reformas en el XVIII como la instalación en San Pedro de un retablo barroco y la edificación de un pabellón adosado a la portada, que lamentablemente destruyó una parte de las esculturas existentes sobre ella. (Hay noticias del guarda del castillo -José Antonio Santolaria- en el sentido de que quizá no se hayan perdido, sino que se reutilizasen, con la cara labrada vuelta, como pavimento de la cripta de Santa Quiteria. Ignoro su veracidad pero la evidente trascendencia de ser cierto, bien valdría la pena que se investigara)

Loarre fue por tres veces vendido o empeñado por los soberanos aragoneses a pesar de las bulas concedidas. Fue centro junto con Balaguer de la oposición de los partidarios del conde Jaime de Urgell frente a Fernando I (el de Antequera) el del Compromiso de Caspe... Estuvo relacionado con Antón de Luna y su prima/amante Violante, abadesa de Trasobares a la cual cupo el triste honor de rendir la plaza en 1413. Loarre se desvanece en la historia a partir de 1486, en tiempos de Juan II.

Rescatado del olvido por el escritor y viajero menorquín José María Quadrado en su obra Aragón en 1884, dio pie a que varias generaciones de románticos se fijasen en él, como Pleyán de Porta, Isidoro Gil, el marqués de Monsalud o Lampérez Romea. Fué declarado Monumento Nacional el 5 de Marzo de 1906. Desde entonces figuras como la Figuera, Lezcano, Ricardo del Arco, Durán Gudiol, Canellas, San Vicente, Cristobal Guitart y otros muchos han contribuido al conocimiento y difusión del mismo. En noviembre de 2014 el Gobierno de Aragón decidió apoyar por unanimidad su inclusión por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, reconocimiento que seguimos esperando.

Pasear por el castillo, recorrer sus rincones, disfrutar con el magnífico arte Románico-Jaqué que rebosa en la construcción de su Iglesia-donjon y destila en cualquiera de sus múltiples capiteles, saborear la cuidadosa y monótona uniformidad de sus muros, emocionarse contemplando el tríptico de ventanales geminados de su torre mas exquisita, (de tu a tu, enfrentándola desde encima del ábside de la iglesia de San Pedro), descubrir una escondida inscripción de cantero con el nombre de Sancivs, o con epigrafía arcaica de difícil lectura, proporcionan un sinfín de inquietudes y momentos placenteros a los espíritus sensibles.

JUEGOS DE LUCES Y SOMBRAS SOBRE LOARRE

No es imprescindible ser un profundo conocedor de lo formal en lo tocante a arquitectura, arte o historia para disfrutar del momento. Basta con dejarse llevar por la imaginación, sentir las vibraciones de las viejas piedras y de quienes las poblaron, sometidos como tu y como yo a todas las grandezas y servidumbres que conllevan ser lo que somos: materia que tiene conciencia de si misma, o en la acertada frase del astrónomo Carl Sagan: "Polvo de estrellas". ¿De dónde venimos?, ¿A dónde vamos?, ¿Quién hizo qué?... Demasiadas cuestiones para una sola existencia. Yo me conformo con descubrir rincones bellos, disfrutar el momentoy animarte a compartirlo. Citando a Aurelio Bierge en su delicioso prólogo a la guía de viaje sobre Ordesa, de 1955: "...Porque detrás de cualquier río, moran las hadas; y en el locutorio del pinar, hacen sus confidencias los gnomos; y silvanos, ninfas, duendes, silfos, mauros, arpías, trasgos, pigmeos, salamandras, ondinas y larvas, están allí, fluctuando en las fronteras de lo imponderable, y será viaje perdido si, alguna vez , siquiera sea un instante, no percibes, más allá de tu sudor y de tu esfuerzo, sus erráticas presencias y sus sutiles vibraciones..."

Las imágenes que componen este recorrido virtual las comencé a obtener en enero de 2001 en mis múltiples visitas al castillo con una cámara digital Olympus Camedia 3030-Z de 3,3 megapixeles procesándolas y adaptándolas al tamaño adecuado para poderlas incluir en este documento. Ya hace algún tiempo que utilizo la Olympus E-1 que me proporciona mayor calidad de imagen. El paso del tiempo y mis caprichos me han hecho migrar sucesivamente a los modelos E-3 y E-5 logrando mayor calidad de imagen gracias a la tecnología y al entrenamiento. Algunas ilustraciones "de época" las he tomado prestadas del Vidal Mayor. Las fuentes de donde he recabado información figuran en la "Bibliografía".

Deja atrás -aunque solo sea un momento- las preocupaciones del quehacer diario. Sube al castillo, entrégate a la imaginación y llena tus ojos y tu mente de belleza, historia y fantasía. Ilústrate en su conocimiento y una vez en él, olvida lo que sabes y con mirada infantil redescubre su magia. Te recomiendo la visita fuera de temporada para poder sentir las vibraciones del entorno en soledad, y como suplica desde la Era MCXXIIII la voz del siervo TVLGAS epigrafiada en el séptimo sillar del lado derecho de la puerta principal: Ruega al Padre para que le de la vida eterna. (Amén).

Imágen del VIDAL MAYOR

PUESTA DE SOL EN LOARRE

Imágen del VIDAL MAYOR


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