En la primavera de 2009 he vuelto una 
          vez más a san Juan de la Peña. La verdad es que no hace 
          falta una gran excusa para volver al lugar donde el tiempo parece detenerse. 
          Este monasterio es uno de los lugares tan ligados a nuestra historia como Reino que 
          la estancia entre sus muros es un verdadero privilegio. Pero es que además tenía una buena excusa para hacerlo. En Loarre me he topado en un capitel con el 
          profeta Habacuc mientras era llevado por un ángel a Babilonia para alimentar 
          a Daniel a quien por segunda vez se había confinado en el foso 
          de los leones (Ver 
          pagina de Habacuc en Loarre). En la iglesia alta de San Juan de la Peña, se 
          esculpió ese mismo pasaje del Antiguo Testamento y a pesar del 
          daño sufrido por la escultura, Habacuc sobrevivió al cincel 
          del siglo XVII dando testimonio evidente de que la escultura del templo alto 
          de San Juan de la Peña y de Loarre fueron hechas prácticamente al mismo tiempo 
          y probablemente por la misma mano (Ver 
          pagina de Habacuc en SJP).
        El reino de Aragón, de la mano de Sancho Ramírez, 
          se halla en pleno periodo de consolidación y expansión. 
          Reino itinerante con tres referentes: una Catedral (Jaca), un Panteón 
          (San Juan de la Peña) y un Castillo (Loarre). San Juan de la Peña, recuperado de lo profundo 
          de la historia eremítica se adecua al gusto de Cluny al igual 
          que el referente que es Jaca y su inmediata consecuencia que es Loarre. 
          Estamos hablando de las dos últimas décadas del siglo 
          XI y probablemente 1080 sea un referente válido para situar este 
          momento; para datar la reforma de la iglesia superior del monasterio, 
          la escultura de Loarre y quizá también la pintura de las 
          cabeceras del antiguo templo mozárabe pinatense dedicado a los 
          santos Julián y Basilisa. Estamos hablando del momento en que se añadió 
          un claustro con escultura de la que apenas quedan algunos capiteles 
          arcaicos. Más tarde, avanzado el siglo XII, un genial escultor 
          de influencia soriano-silense decoraría el claustro que hoy podemos 
          disfrutar.
        Es el momento adecuado en el que encajan motivaciones, 
          circunstancias y fechas. Creo que no pueden desvincularse unas de otras.