Situada a la margen izquierda del río Cinca, la ciudad
de Monzón está coronada por su emblemático castillo. De origen musulmán con fortificación
en su cerro, fue reconquistado por Sancho Ramírez y el infante-rey Pedro el 24 de junio de 1089. Fue el
propio Pedro Ramírez (Futuro Pedro I) quien en junio de 1092 delimitó los términos de lo que
habría de ser este castillo. La fortaleza fue entregada a los Templarios por parte de Ramón Berenguer IV, príncipe de Aragón
y conde de Barcelona, el 27 de noviembre
de 1143 junto con las de Chalamera y Mongay para compensar el fallido testamento de Alfonso I El Batallador. Éstos transformaron la fortaleza en convento con edificaciones de estilo cisterciense.
Con esta cesión se zanjaba el pleito del desafortunado testamento a favor de las ordenes militares del difunto rey. Entre agosto de 1214 y junio de 1217, Jaime I fue educado en este lugar por los Templarios .
En el siglo XIV el Papa Clemente V, por medio de una bula pontificia, suprimió
la Orden del Temple, reinando Jaime II en Aragón. Los monjes-soldado no aceptaron tal decisión
y presentaron resistencia por las armas. Chalamera y Monzón fueron sus últimas sedes derrotadas.
Chalamera se rindió en febrero de 1309 y Monzón el 24 de mayo de ese mismo año. La disolución
del Temple y la posterior administración por Hospitalarios de San Juan de Jerusalén hicieron declinar
el momento de gloria de esta fortaleza. Gran parte de los conflictos con las órdenes militares
lo fueron invocando el desatinado testamento de Alfonso I El Batallador. Aún habría de sufrir este
castillo contiendas y asedios dentro de las guerras de Sucesión (1707), Independencia (1808) e
incluso durante la Civil (1936).
Desde su elevación, las vistas sobre la vega del Cinca son magníficas. En la imagen asociada destaca la ermita de la Alegría sobre un escarpado
cerro, lugar de asiento de la antigua mansio romana de Tolous. (19 de junio de 2001, 2002, 2006, 2007, 2015 y 2020).